Los romanos, en su necesidad de suministrar agua a la ciudad de Tarraco, dejaron para la eternidad una obra pública monumental, que combina la más estricta funcionalidad hidráulica con un exquisito gusto estético. Contemplando los más de 200 metros de longitud y los casi 30 metros de altura con sus dos hileras de arcos, se puede imaginar el ruido de los canteros y los obreros, las poleas y las máquinas durante su construcción, el ruido del agua cuando lo cruzaba, el silencio pétreo de las épocas de abandono. Dos mil años de piedras doradas, cálidas, mediterráneas, llenas de belleza en las imperfecciones causadas por la erosión y el paso del tiempo. De una magnificencia tal, que se creyó que el Diablo tenía algo que ver.
Passeig de Colom 29
43830 Torredembarra
Tarragona, España
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